martes, 31 de julio de 2012

Conceptos concatenados: la creciente que no atemorizó


Abunda el agua ¿Castigo de la naturaleza ante una inicua mezquindad?... ¿Y los incendios que dan risa?

INUNDACION, creciente o desborde de los ríos, que jamás en Loreto han tenido la peculiaridad de catástrofe, fueron expresiones que ocuparon pronunciados espacios desde fines de febrero en todos los medios informativos iquiteños. “Los alrededores de la ciudad son una calamidad, hay miles de damnificados cuyas viviendas se han visto infestadas de ratones, reptiles, sapos, runamulas, mata-matas, arañas y otras alimañas”, decían en sus informes asombradizos reporteros callejeros.

CALLEJEROS, de pronto, fue la condición sui generis de decenas de promotores de Defensa Civil, como impulsados por una motivación solidaria, fueron a las zonas afectadas a evaluar los percances y empadronar a los perjudicados; para luego informar a las autoridades por escrito…

POR ESCRITO, en primera instancia, se solicitó al Ejecutivo, tras comprobaciones in situ, la declaratoria de emergencia en la Región como si se tratase de un verdadero percance; nada conexo, en lo más mínimo, con lo sucedido en abril en Chosica donde una avalancha de lodo y piedras, súbitamente, devastó viviendas, calles y vehículos; causando a la vez lastimosas pérdidas de vidas humanas. Por merced divina la ascensión del nivel de los ríos amazónicos se da lentamente, como invitando a los mortales a ser previsores; sin amenazas; sin los oleajes colosales que producen los horroríficos tsunamis. ¿O acaso esa gran masa hídrica fue portadora de una enigmática reprensión porque evitamos que una parte de ella vaya a la Costa Norte a convertir en zonas de bonanza económica a desiertos improductivos?...

IMPRODUCTIVOS y nefarios han sido “esos” politiquillos, politicastros, ambientalistas al igual que comunicadores insensatos y équidos, que desde marzo del 2011, pusieron la grita en el cosmos desde la dación de una Ley (Corina se llamaba), que establecía el transvase de las aguas del río Huallaga para irrigar el desierto costeño y convertirlo en tierra productiva. Se desconoció la otra parte que normaba la instalación de pequeñas centrales hidroeléctricas capaces de cubrir la demanda de una importante porción del territorio, con un remanente para su exportación. El vital líquido fluvial no era para los desiertos chilenos. Hubiera servido para una causa nacionalista. Algunos expertos de pacotilla hasta se atrevieron a sostener que, de haberse producido el trasvase de marras, se corría el catastrófico albur de que, acorto plazo, los ríos Huallaga, Amazonas y sus afluentes… se queden “secos”. ¡Inmedible bestialidad! Bien se dice que el enemigo de un peruano es otro peruano. Esta inexcusable atrocidad se tendrá alguna vez que enmendar…

ENMENDAR debe ser el designio venturoso de las autoridades, regionales y municipales, para encarar a futuro, el asunto de las inundaciones. Debe inspirarles el sentido de la previsión. ¿Qué podrían hacer para no seguir todos los años alimentando a los “pobres” damnificados, y atendiéndoles con ropa, maderas, listones, etc.? Ahora que la vaciante ha llegado, deben normar la construcción de casas precarias en zonas críticas, en vez de presionar y exigir al Ejecutivo pomposas declaratorias de emergencia que algunas veces degeneran en compras fraudulentas, por culpa de cleptómanos y despiadados burócratas que hacen con el dinero un uso poco transparente y cuestionable…

CUESTIONABLE y reprensible habrá de ser el accionar de los conductores regionales y edilicios, si además de lo indicado en el parágrafo anterior, no hacen algo relevante además de alimentar año tras año a miles de afectados que, no son en extremo menesterosos en elevado número, salvo “víctimas” aprovechadas de un simple y avisado fenómeno natural. Tienen necesariamente que construir albergues de madera y crisnejas, para que ellos moren mientras dure la emergencia. En zona contigua se pueden habilitar pequeños almacenes para guardar alimentos no perecibles. Algo similar pueden hacer en sus respectivas jurisdicciones, los alcaldes Distritales que, en mayoría, son pericotes incurables; insensibles a los verdaderos requerimientos de sus pueblos a los que dicen representar…

REPRESENTAR y trabajar mejor debe ser la meta de los que nos gobiernan, con un elevado sentido de prevención. Para alejar al fantasma de la creciente, es imprescindible elevar la rasante en los sectores marginales, y CONSTRUIR, sí… CONSTRUIR MUROS DE CONTENCION CONTENCIÓN en las orillas de los ríos Nanay e Itaya. Y como quiera que los incendios son infortunios que periódicamente se registran, el GOREL, la Municipalidad de Maynas y los municipios distritales, deben priorizar la compra de camiones cisternas, mangueras y todo aquello que necesitan las Compañías de Bomberos. Así no se repetirá la nefasta peripecia de aquella noche de miércoles (15-FEB-12), en la primera cuadra de la calle Morona, donde para apagar un incendio focalizado en UNA casa comercial, policías, bomberos y algunos paseantes, provistos de baldes, latitas y canecos, tuvieron que aprovechar el agua de unos pequeños charcos que dejó la lluvia en su afán de sofocar el fuego. También lanzaron al portón en llamas, algunas porciones de tierra. Algo risible y a la vez aciago, en una ciudad que ha olvidado el concepto de la seguridad. Periódicamente los sapientes defensacivileros deben elaborar folletos ilustrativos, así como campañas educativas por radio y televisión, para que la población conozca las causas más frecuentes de los siniestros. ¿Tarea imposible? No. La acción preventiva debe predominar en todo tiempo y lugar.

(Una nota de Juvencio R. Vidalón Murrieta)

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