Abunda
el agua ¿Castigo de la naturaleza ante una inicua mezquindad?... ¿Y los
incendios que dan risa?
INUNDACION, creciente o desborde de los ríos, que jamás en
Loreto han tenido la peculiaridad de catástrofe, fueron expresiones que
ocuparon pronunciados espacios desde fines de febrero en todos los medios
informativos iquiteños. “Los alrededores de la ciudad son una calamidad, hay
miles de damnificados cuyas viviendas se han visto infestadas de ratones,
reptiles, sapos, runamulas, mata-matas, arañas y otras alimañas”, decían en sus
informes asombradizos reporteros callejeros.
CALLEJEROS, de pronto, fue la condición sui generis de
decenas de promotores de Defensa Civil, como impulsados por una motivación
solidaria, fueron a las zonas afectadas a evaluar los percances y empadronar a
los perjudicados; para luego informar a las autoridades por escrito…
POR ESCRITO, en primera instancia, se solicitó al Ejecutivo,
tras comprobaciones in situ, la declaratoria de emergencia en la Región como si
se tratase de un verdadero percance; nada conexo, en lo más mínimo, con lo
sucedido en abril en Chosica donde una avalancha de lodo y piedras,
súbitamente, devastó viviendas, calles y vehículos; causando a la vez lastimosas
pérdidas de vidas humanas. Por merced divina la ascensión del nivel de los ríos
amazónicos se da lentamente, como invitando a los mortales a ser previsores;
sin amenazas; sin los oleajes colosales que producen los horroríficos tsunamis.
¿O acaso esa gran masa hídrica fue portadora de una enigmática reprensión
porque evitamos que una parte de ella vaya a la Costa Norte a convertir en
zonas de bonanza económica a desiertos improductivos?...
IMPRODUCTIVOS y nefarios han sido “esos” politiquillos, politicastros,
ambientalistas al igual que comunicadores insensatos y équidos, que desde marzo
del 2011, pusieron la grita en el cosmos desde la dación de una Ley (Corina se
llamaba), que establecía el transvase de las aguas del río Huallaga para
irrigar el desierto costeño y convertirlo en tierra productiva. Se desconoció
la otra parte que normaba la instalación de pequeñas centrales hidroeléctricas
capaces de cubrir la demanda de una importante porción del territorio, con un
remanente para su exportación. El vital líquido fluvial no era para los
desiertos chilenos. Hubiera servido para una causa nacionalista. Algunos
expertos de pacotilla hasta se atrevieron a sostener que, de haberse producido
el trasvase de marras, se corría el catastrófico albur de que, acorto plazo,
los ríos Huallaga, Amazonas y sus afluentes… se queden “secos”. ¡Inmedible
bestialidad! Bien se dice que el enemigo de un peruano es otro peruano. Esta
inexcusable atrocidad se tendrá alguna vez que enmendar…
ENMENDAR debe ser el designio venturoso de las autoridades,
regionales y municipales, para encarar a futuro, el asunto de las inundaciones.
Debe inspirarles el sentido de la previsión. ¿Qué podrían hacer para no seguir
todos los años alimentando a los “pobres” damnificados, y atendiéndoles con
ropa, maderas, listones, etc.? Ahora que la vaciante ha llegado, deben normar
la construcción de casas precarias en zonas críticas, en vez de presionar y
exigir al Ejecutivo pomposas declaratorias de emergencia que algunas veces
degeneran en compras fraudulentas, por culpa de cleptómanos y despiadados
burócratas que hacen con el dinero un uso poco transparente y cuestionable…
CUESTIONABLE y reprensible habrá de ser el accionar de los
conductores regionales y edilicios, si además de lo indicado en el parágrafo
anterior, no hacen algo relevante además de alimentar año tras año a miles de
afectados que, no son en extremo menesterosos en elevado número, salvo
“víctimas” aprovechadas de un simple y avisado fenómeno natural. Tienen
necesariamente que construir albergues de madera y crisnejas, para que ellos
moren mientras dure la emergencia. En zona contigua se pueden habilitar
pequeños almacenes para guardar alimentos no perecibles. Algo similar pueden
hacer en sus respectivas jurisdicciones, los alcaldes Distritales que, en
mayoría, son pericotes incurables; insensibles a los verdaderos requerimientos
de sus pueblos a los que dicen representar…
REPRESENTAR y trabajar mejor debe ser la meta de los que nos
gobiernan, con un elevado sentido de prevención. Para alejar al fantasma de la
creciente, es imprescindible elevar la rasante en los sectores marginales, y
CONSTRUIR, sí… CONSTRUIR MUROS DE CONTENCION CONTENCIÓN en las orillas de los
ríos Nanay e Itaya. Y como quiera que los incendios son infortunios que periódicamente
se registran, el GOREL, la Municipalidad de Maynas y los municipios
distritales, deben priorizar la compra de camiones cisternas, mangueras y todo
aquello que necesitan las Compañías de Bomberos. Así no se repetirá la nefasta
peripecia de aquella noche de miércoles (15-FEB-12), en la primera cuadra de la
calle Morona, donde para apagar un incendio focalizado en UNA casa comercial,
policías, bomberos y algunos paseantes, provistos de baldes, latitas y canecos,
tuvieron que aprovechar el agua de unos pequeños charcos que dejó la lluvia en
su afán de sofocar el fuego. También lanzaron al portón en llamas, algunas
porciones de tierra. Algo risible y a la vez aciago, en una ciudad que ha
olvidado el concepto de la seguridad. Periódicamente los sapientes
defensacivileros deben elaborar folletos ilustrativos, así como campañas
educativas por radio y televisión, para que la población conozca las causas más
frecuentes de los siniestros. ¿Tarea imposible? No. La acción preventiva debe
predominar en todo tiempo y lugar.
(Una nota de Juvencio R. Vidalón Murrieta)
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