Baulito de Anecdotas


Julio de 2012


“...disfrutar de la inmensidad de la pieza”

Escribe: Julio Alcalá

Lorenzo Luján Darjón.
Circunspecto, de mirada penetrante, así era don Lorenzo Lujan Darjón, eximio músico oriundo de Chachapoyas (Región Amazonas). Fue autor de numerosos himnos, entre ellos, del Colegio Nacional de Iquitos y del Athletic Club “José Pardo”.

Debido a su fecunda producción musical y a su labor docente la Escuela Regional de Música, de Iquitos, lleva su nombre.

Pese a su avanzada edad se daba tiempo para difundir su arte y hacer entender a sus auditorios, lo bello que era, es y será por siempre, la música clásica.

Una mañana de Setiembre de 1960 le tocó asistir a un emblemático colegio de mujeres. Durante hora y media habló de la obra musical trascendente de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig Van Beethoven, Piotr IIich Chaikowski, Guiseppe Verdi, Joliann Sebastián Bach, Joseph Haydn, Félix Mendelssohn, Antonio Vivaldi, etc.

Matizaba sus disertaciones interpretando algunas piezas con su infaltable flauta dulce, y hacía escuchar las agradables melodías de aquellos inmortales artistas clásicos, valiéndose de un tocadiscos portátil.


Al final de dicha actividad tres alumnas dieciochoañeras del quinto año de secundaria, acompañaron al maestro hasta el portón de salida del plantel. Una de las chicas, a guisa de despedida, le dijo: «Profesor Lujan, le estamos muy agradecidas por su brillante conferencia que nos ha permitido conocer parte de la obra de grandes maestros de la música. Pero yo, a nombre de mis compañeras, quiero preguntarle respetuosamente, ¿qué debemos hacer nosotras para que nos guste lo música clásica...? Don Lorenzo, impertérrito, contestó: «ah, mis bellas jovencitas, en primer lugar para que les guste la música clásica, deben sentir la introducción para después disfrutar de la inmensidad de la pieza».
Mayo de 2011

Diminutivos burlescos y pro-sexuales


Escribe: Julio Alcalá

El profesor Cirilo Torres Pinchi no ha sido la excepción, en la conducción de la Dirección Regional de Educación de Loreto (DREL), porque casi todos han sido mediocres, pendejos y medio súas. Prófugo actualmente, por su accionar nada santo en la dirección de dicha repartición pública, se dice de él que era muy pegado a la letra en cuanto al contenido de los documentos oficiales y de la precisión en los nombres y cargos de los remitentes y destinatarios.

Un ya lejano día de setiembre de 1999, recibió un oficio de una de las UGE  (Unidad de Gestión Educativa) de la DREL. La remitente, en extremo prolija, tal vez para ganarse el aprecio y confianza mayor de su director regional, o simplemente para impresionarlo, escribió así: «Señor Director de la DREL. Distinguido benemérito y estimado profesor don Cirilito Torrescito Pinchito. /// Tengo la enorme satisfacción, privilegio sin límites e incontrolable emoción de dirigirle el presente……../// Es todo lo que he querido decirle sobre el asunto materia de la consulta. /// Quedo de usted como su indeclinable servidora. Atentamente, Rita Paloma Roca, Directora de la UGEL».

Tras leer el oficio Torres Pinchi, un tanto ofuscado y turbado, consideró que su nombre y apellidos habían sido materia de burla por parte de la docente Rita Paloma Roca; y a guisa de venganza de inmediato le dirigió un «memo» que empezaba así: «De Cirilo López Pinchi, Director de la DREL. /// A Rica Paloma Rota, Directora UGEL. Asunto: llamada de atención por diminutivos burlescos y pro-sexuales de mi nombre y apellidos».


Septiembre de 2010

Odilio y su peculiar obsequio


Escribe: Julio Alcalá

Famoso fue durante el tiempo que gerenció la Cámara de Comercio e Industrias de Loreto. Ingeniero mecánico de profesión, Odilo Rodríguez Ospina (actualmente reside en España) siempre era consultado sobre cualquier asunto cotidiano. Le gustaba sobremanera que le califiquen de sabio. Un día fui a entrevistarle en busca de una opinión sobre la separación de la entonces provincia de Ucayali (Pucallpa), a fines del gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez.

«Mira cholito, la desmembración de Loreto, carajo, es obra de unos cuantos jijunas arequipeños afincados en Pucallpa, carajo. A esos mistianos, hijos de la guayaba, como quisiera encontrarlos carajo, para meterles una pateadura carajo. Eso es todo lo que te puedo decir. Escribes una nota bonita pero borra todos los carajos», fue su sabrosona respuesta.

En enero de 1980 el Jefe del ex ORDELORETO, General EP Carlos de Vinatea Almonte, le confió el importante cargo de Director Técnico. Cada vez que asistía a ceremonias públicas lo hacía en un automóvil conducido por «Care’ pollo» Vela Muñóz, al lado de éste. Cuando se dirigía al empleado siempre le decía así: «Oye chófer (con tilde en la «o») llévame a la oficina. Chófer, recógeme a las 7 de la noche…». Cuando circulaban por las calles se veía a Odilo charlando animadamente con Vela Muñóz.

«Care’pollo» un día me confesó que en realidad no se daba tal conversación con Odilo, simplemente el flacuchento funcionario («cañabrava» era su chapa) nada más gesticulaba sin pronunciar palabra alguna para impresionar a las gentes; y que un día le pidió que le llevara al almacén central del ORDELORETO. «Has trabajado fuerte, chófer, mereces que te regale algo, escoge lo que quieras», le manifestó Vela Muñóz, como residía en una humilde casa sin servicios higiénicos, eligió la mejor taza para reemplazar a su viejo y antihigiénico silo. «De esa manera», expresó el chófer, «cada vez que me siento para defecar en mi bello huáter verde, me acuerdo del Odilo».
Mayo de 2010

Reportero de última hora



Fue un cálido sábado de marzo 1977. Me encontraba escribiendo mi habitual columna en el diario “El Oriente”. Pablo Salazar Reátegui, ya fallecido, era el jefe de redacción; quien, dirigiéndose al siempre entusiasta José “Pepe Curichi” Flores Sánchez, le dijo: “Pepe, ¿cubriste anoche la conferencia y su retorno a Lima del famoso escritor loretano Roger Rumrrill García?”. “Si Pablito, enseguidita te entrego la nota “, respondió.


El buen Pablito, como ya casi era costumbre en él, montó en cólera al leer el escrito que le entregó “Pepe Curichi”. Es que el titular de la nota rezaba así: “CONOCIDO ESCRITOR RÓGER RUMRRILL ZARPÓ ANOCHE A LIMA”.


Tiempo después a “Pepe Curichi” le fue confiada la corresponsalía en Iquitos del diario limeño “Ultima Hora”, muy popular por la jerga que utilizaba en sus titulares.


Habíamos sido invitados a una conferencia de prensa por Alberto Cantella Gerbi, administrador de Entel Perú (hoy, Telefónica del Perú). Cantella pidió a los periodistas que digan sus nombres e identifiquen el medio informativo al que representaban, antes de formular sus preguntas. José Flores no llegaba aún.


La reunión llegaba a su fin. El pucacho funcionario cuando se disponía a pronunciar las palabras de despedida, vio que llegaba “Pepe Curichi” casi a la carrera y se produjo el siguiente diálogo:


Dígame por favor su nombre, señor periodista.
- José Flores Sánchez, “Curichi” para mis mejores amigos.
- ¿Cómo se llama el medio al que usted representa?
- ¡Ultima Hora, señor!
                   

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