lunes, 14 de febrero de 2011

La malaria, la deforestación y las piscigranjas de la selva peruana

Escribe: Neil Vega Murrieta
En la selva peruana en general y en la región Loreto en particular, existe últimamente una predisposición institucional a fomentar crecimiento económico y empleo mediante el aprovechamiento de la crianza en cautividad de ciertas especies de la riqueza ictiológica de los ríos, lagos y quebradas; ante lo que cabe advertir de los riesgos que puede ello implicar, para la difusión de la malaria si no se toman las precauciones pertinentes.

Una enfermedad muy frecuente en Latinoamérica, en África y en el sudeste de Asia; mata a millones de personas por año, la mayoría de ellas mujeres embarazadas y niños muy pequeños; y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), infecta cada año a 500 millones de personas.
¿Qué es y cómo actúa la malaria?
Es una afección originada por el mosquito Anopheles darlingi hembra, cuyos parásitos ubicados en sus glándulas salivales se posan sobre la piel humana, localizan un vaso sanguíneo y lo perforan con sus aguijones afilados y serrados, luego escupen saliva para evitar que la sangre se coagule, y la absorben en su cuerpo.
Entrando enseguida en el torrente sanguíneo con dirección al hígado, donde permanecen entre 7 y 10 días sin ser detectados; en donde además se harán más grandes y fuertes, y se multiplicarán hasta por 20.000 respecto a la cantidad salida de la saliva del mosquito; a continuación invadirán el organismo destruyendo glóbulos rojos, diezmando el hierro del cuerpo y obstruyendo los vasos que riegan los órganos vitales.
Si consigue afectar al cerebro, se produce la llamada malaria cerebral que ocasiona la muerte del afectado o receptor humano del parásito.
Efectos de la deforestación y las piscigranjas en la malaria de Loreto
Según el trabajo “La reaparición de la malaria en la Amazonía peruana”, sólo entre los años 1992 y 1997 la enfermedad aumentó 50 veces en Loreto, pero únicamente cuatro veces en el resto del Perú; la infección predominó en los hombres, tal vez por los riesgos profesionales a los que se someten al trabajar en zonas recién deforestadas, en explotación forestal, y en pesca nocturna y caza.
Estudios recientes señalan además a las cercanías de Iquitos, capital de la región Loreto, como unos de los lugares del mundo donde está creciendo la amenaza de la malaria de forma más alarmante, debido a la deforestación; pero también por la proliferación de lagos artificiales o piscigranjas con agua insalubres, en los que suelen ser criadas muchas especies de peces en cautividad con fines comerciales.
Trabajo sobre la malaria y la deforestación de Jonathan Patz
Al respecto, un equipo de investigación dirigido por Jonathan Patz (especialista en la relación entre el medio ambiente y la salud en el Nelson Institute for Environmental Studies de la University of Wisconsin-Madison), al explorar la conexión entre el paludismo o malaria y la deforestación tropical amazónica, estableció una fuerte correlación entre el alcance de la destrucción del bosque y la incidencia del vector de malaria más peligroso de la región: el mosquito Anopheles darlingi.
Durante 12 meses de trabajo de campo, Patz y su equipo recogió 5.524 muestras de agua de 1.224 corrientes y charcas, identificando aproximadamente 24.000 mosquitos, llegando a las siguientes conclusiones:
  • De aquellos que podían causar el paludismo, se encontraron un mayor número en los espacios más fuertemente deforestados, independientemente de la densidad poblacional que tuvieren.
  • Se encontró el vector de la malaria en el 17% de estanques y arroyos en donde la deforestación era fuerte.
  • En el 10% de cuerpos de agua en donde la vegetación boscosa era tenue.
  • Y sólo un 2% en el agua rodeada de bosques intactos.
Experiencias de desarrollo equivocadas que corresponde evitar en la Amazonía peruana
Consecuentemente, si se quiere fomentar desarrollo sostenido y sostenible en la selva del Perú, mediante el aprovechamiento económico de la crianza en cautividad de ciertas especies de peces amazónicos, en estanques comúnmente conocidos como piscigranjas, deben evitarse errores del pasado; es decir, tenerse en cuenta las implicancias de las cuestiones aludidas, la forma de evitarlas o hacerlas compatibles con modernos modelos de desarrollo que no aumenten, a la vez, los males de la región.
Así no repetir lo que ocurrió por ejemplo cuando al nacer el país como República en 1821, la penetración y desarrollo de su zona amazónica se basó en argumentos equívocos, inconsistentes y hasta mitológicos; al haberse propugnado proyectos colonizadores incitadores de actividades agrícolas y ganaderas en tierras de intrínseca vocación forestal, que tendió a alterar el medio natural en su conjunto, a desterrar comunidades indígenas enteras, a limitar el desarrollo de otros sectores económicos como el de la madera, etc.
Lo que ha determinado algunos de los actuales problemas de la región, como la situación de sobrepoblación de ciertas áreas rurales, y el crecimiento acelerado y la pauperización en las zonas urbanas; lo que ha conducido, a la vez, a un uso no sostenible de la tierra y los recursos.

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