jueves, 17 de febrero de 2011

El hermano “Pol” recibió tremenda zarandeada

Paul Mc Auley.
Conocida la Resolución del Ministerio del Interior (11-jun.-10), que cancelaba su residencia en territorio nacional, el ciudadano inglés Paul Mc Auley, religioso salesiano, dizque ambientalista, recibió una avalancha de adhesiones y solidaridad de una prensa iquiteña impresionable y muy proclive a formar castillos o montañitas de arena.

Lejos va quedando la obligación de confrontar y esclarecer los hechos, balanceando las posiciones de las partes comprometidas. «Fíjense lo que quieren hacer con el hermano Paul, lo quieren expulsar del país, es una ignominia», se corrieron la voz.

Sobre asunto tan trillado sólo resta decir que el engreimiento al tal «hermano Pol» rebasó todo límite de tolerancia que el propio Mc Auley, en pleno proceso del habeas corpus que un juez corajudo desestimó, encaró a varios periodistas diciéndoles: «Ya me he cansado de tantas entrevistas y de ver mi foto todos los días en los periódicos, y mi imagen en la televisión…». Reza un viejo adagio popular: «Ningún adulón sale con bendición».

UN HERMANO «MUY ACTIVO»

El inglés no ha tenido en los últimos años actividades santas. Participaba en distintas manifestaciones contra el gobierno. Una tarde se le vio recorriendo (él, todo un ambientalista) calles totalmente afeadas de basura, al término de un paro de 48 horas.

Hubo periodistas que lo entrevistaban hasta para que opine sobre las dragas, la vaciante de las cochas, el ruido de los motocarros, la ciudad y los baches, etc. Incluso buscaban comentarios de don «Pol» cuando la pashna «Carlotta» de don Ishico Marapara, parió un trío de cochinicos… ¡Poco faltó para que le pidan opinión sobre el escandaloso incremento de los puticlubs en Iquitos!

ANOTACIÓN FINAL

Con todo lo expresado no asumimos en RIOMAR una posición contraria a las aspiraciones de MC Auley. Enhorabuena que continúe entre nosotros pero asumiendo una posición distinta a la que motivó a su contra una drástica sanción.

Debe «Pol» reconocer la vigencia de una norma que establece deberes y obligaciones para los extranjeros. Cumplirlos no es nada difícil pero sin figuretismos malsanos. Por lo demás creemos que ha sido oportuno que reciba el gringuito de marras una zarandeada que le causó harto «chirichiri». «C’ est la vie».

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