jueves, 20 de octubre de 2011

Drama del Perú: escoger el mal menor

Ollanta Humala.
Keiko Fujimori.

Ni siquiera lo imaginamos. Una vez más los electores el 05-JUN-11 escogerán entre dos males (Keiko Fujimori y Ollanta Humala) a uno de ellos, que en este sui generis caso, será el mal menor que ha de regir los destinos del país del 2011 al 2016.

Que la clase política no ha mejorado, no cabe la menor duda. No han surgido líderes verdaderos de la talla de Víctor Raúl Haya de la Torre, Fernando Belaúnde Terry, Luís Bedoya Reyes, etc.

Al término del catastrófico primer gobierno de Alan García Pérez, en 1990, surge como una esperanzadora alternativa el escritor Mario Vargas Llosa que, avalado por figuras desgastadas además del favorcillo arrollador de la aprista maquinaria anti-vargasllosiana, resulta el escribidor vencido por un japonés desconocido de pésimo hablar, Alberto Kenya Fujimori, hoy en un reclusorio dorado por haber saqueado las arcas estatales y cometido graves delitos contra los derechos humanos.

HUMALA, EL COMANDANTE DADO DE BAJA

En las elecciones presidenciales del 2006 un entenebrecido personaje ganó en la primera vuelta pero sucumbió en la segunda ante un fatuo Alan García Pérez, que acababa de retornar de su «autoexilio» parisino. El haber provocado un levantamiento armado en el Sur durante el gobierno de Alejandro Toledo Manrique, le significó a Ollanta Humala ocupar las agregadurías militares en las Embajadas de París (Francia) y Seúl (Corea del Sur).

Mientras ejercía sus funciones en Seúl, en su quincenario Ollanta que él dirigía a la distancia, con la complicidad de su hermano Antauro, denostaba a Toledo e incitaba a la insurgencia. El golpe de Andahuaylas que provocó el asesinato de cuatro policías, es de su autoría. Por eso el «huisquero de Cabana » le pasó al retiro.        

Este solo hecho (de su deshonrosa baja) y no una motivación renovadora y patriótica, le impulsó a candidatear a la Presidencia de la República con afanes revanchistas.

No tiene mejores proyecciones salvo un autoritarismo previsible. Este año ha propuesto un plan de gobierno que no inspira confianza, por voluble e inconsistente.

KEIKO, LA HIJA DEL CICATERO

«Yo soy la hija», ha sostenido en innumerables oportunidades Keiko Fujimori, cada vez que la prensa le enrostraba su participación en el régimen que presidió su padre, el corrupto mayor de nuestra historia, Alberto Kenya Fujimori.

Favorita, según los sondeos, para ganar la Presidencia el 05-JUN-11, la niponita no quiere marcar distancias con su progenitor pero se niega a firmar un formal compromiso de no beneficiar al japonés con la gracia del indulto.

El pueblo peruano ha de elegir el mal menor, aunque el cáncer y el sida no tienen cura. Humala y Fujimori están a la espera de una decisión de los electores que ojala no sea anticipadamente trágica.

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